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EL RECUERDO DE SU MIRADA

Artículo:- Miguel Angel

Siempre que se habla del Baztán en los medios de información y sobre geografía e historia no puede faltar la referencia al Colegio. Lekároz ha sido el “sello” o el apellido del Colegio. Sin embargo nuestro Colegio baztanés tiene un alma que ha dejado impronta en los estudiantes de toda la geografía nacional que han pasado por sus aulas y por la intimidad de su iglesia y su capilla. Es Nuestra Señora del Buen Consejo declarada como su patrona ya desde los primeros años de su existencia.

El primer título se rotuló “Colegio Seráfico de Ultramar” bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Consejo. En el inicio formaron parte del Colegio Seráfico los alumnos internos, quienes estaban separados de los externos.

Según cuenta la historia dicho patronazgo se debe a la sugerencia del Papa León XIII en respuesta al plan diseñado por el P. Joaquín de Llevaneras. Este mismo se encargó personalmente de traer del santuario de Genezano (Italia) el cuadro de la Virgen que siempre lo conocimos en el centro del retablo mayor.

Las mismas campanas de la torre y acompañantes del inolvidable reloj, fundidas1895, tintinearon en las fiestas de la Virgen María. La de la derecha “en honor de la Bienaventurada Virgen María el Buen Consejo” y la de la izquierda “en honor de la Bienaventurada Virgen María Madre del Divino Pastor”; ambas llevan estritos en latín estas inscripciones en sus costados.

Este año un buen grupo de Excolegiales acudieron a honrar a su Patrona el domingo 26 de abril. Pero también recordamos a la “Divina Pastora”, fiesta celebrada en día anterior. Las dos imágenes fueron el atractivo para nuestros espíritus. Ellas acogieron tantas y tantas veces nuestras necesidades juveniles.

¿Qué supone la Virgen María para los que hemos pasado por el Colegio? Es la Madre de Jesús de Nazaret y también Madre nuestra. Una dando los consejos en nuestras necesidades y la otra pastoreándonos: es la misma Madre que nos lleva hacia Jesús.

Ella, la Madre del Buen Consejo sigue muy presente en el “resto de nuestro Colegio”. Todo es silencio, pero queda el alma sensible del Colegio en el Txoko con la intima presencia de María y con el espacio acogedor para convivir como compañeros y amigos.

Bajo la mirada de María celebramos la Eucaristía y oramos. También compartimos un “tentempié” e hicimos la Asamblea anual.

Que la Madre del Buen Consejo siga marcando nuestros pasos y sus consejos recibidos en los años jóvenes en nosotros.

Es verdad que “Lekároz” revive mil y un sentimientos de los años pasados en el Colegio, pero no es menor verdad el recuerdo de la mirada maternal de María del Buen Consejo.

José Antonio Lasa